Skip to main content
CarritoClose Cart
Del 23 al 30 de noviembre, semana especial de ofertas diarias >

A partir de la llegada de los días más fríos y con tardes con menos horas de luz natural las actividades dentro de casa cobran protagonismo.

Por eso hoy queremos compartir una propuesta simple, disfrutona, económica y con muchas posibilidades como es el juego con masas caseras.

El juego con masas

Cuando era niña, todos los domingos ayudaba a mi abuela a preparar las pastas caseras que disfrutaría la familia ese día.

Entre risas y charlas preparábamos los ingredientes de la receta elegida y los disponíamos sobre la mesa de madera de la cocina que utilizábamos para nuestro ritual de cada semana.

Abrir el paquete de harina, formar con ella una ¨corona¨, romper los huevos y colocarlos en el centro, empezar a unir los ingredientes, primero con la ayuda de un tenedor y después, la mejor parte, con las manos. Sentir las texturas, las temperaturas y la densidad de los distintos ingredientes que empezaban a transformarse en una sola cosa, una masa que permitía apretar, soltar, aplastar, enrollar, hundir, mover, arrojar contra la mesa, pinchar,  darle forma, etc.

Y todo esto acompañada de una guía tan experta (en la cocina y en la vida). ¡Qué rica experiencia! Los momentos compartidos en calma, con tiempo y conexión siempre dejan huellas.

El juego con masas caseras tiene algo de cocina también. Tal vez el mismo lugar, unos ingredientes que preparar, una receta que seguir, el momento de encuentro con un adulto que acompaña, todo su aporte sensoriomotriz  y su potencial creativo.

Crear desde cero algo con lo que jugar horas, medir, mezclar, tocar, oler, leer o ver cómo leen un instructivo… ya solo preparar la masa es toda una aventura. 

Y luego la exploración de las propiedades, características y posibilidades de la propia masa que abren las puertas a un universo creativo. 

Jugar con masa además nos ofrece:

  • un momento para estar en calma y en concentración,
  • mucha información sensorial,
  • experimentar con volúmenes y formas,
  • ejercitar destrezas motrices,
  • infinitas posibilidades simbólicas,
  • jugar con los equilibrios y la simetría,
  • y muchos etcétera.

La masa de sal

Existen muchos tipos de masas caseras. Esta es una de las más sencillas y versátiles porque al secarse se puede pintar con témpera y otro juego vuelve a comenzar.

Ingredientes
  • Dos tazas de harina
  • Una taza de sal
  • Agua (cantidad necesaria)

Receta

1. Colocar en un recipiente amplio las dos tazas de harina.

2.Luego introducir una taza de sal.

3. Mezclar los ingredientes secos.

4. Incorporar el agua de a poco mientras se integran los ingredientes.

5. Continuar amasando en el recipiente y luego fuera de él hasta que la masa esté totalmente integrada. El objetivo es lograr una masa blanda pero que no quede pegada en las manos.

Importante: la masa se seca y endurece en contacto con el aire. Si no se va a utilizar inmediatamente después de la preparación es conveniente guardarla envuelta en film, dentro de la nevera.

Combinaciones

Esta masa puede teñirse fácilmente agregando durante la preparación o después unas gotas de témpera, colorante alimenticio o diferentes ingredientes que aportan colores y aromas particulares.

Por ejemplo:

  • Cúrcuma
  • Pimentón
  • Canela
  • Café
  • Harina de mandarinas (ver Extra), etc

También es posible combinarla con elementos con diferentes texturas.

Por ejemplo:

  • Harina de maíz
  • Arroz
  • Semillas
  • Cascarillas de cítricos
  • Arena
  • Legumbres, etc

Al realizar estas combinaciones es importante tener en cuenta la existencia de alergias y evaluar la posibilidad de que algunos de estos elementos puedan ser ingeridos.

Ahora sí! Con todo preparado llegó el momento de disfrutar de un momento de juego que es creación, acción, exploración, emoción y descubrimiento.

Qué lo disfruten!

Extra: Harina de mandarinas

Para hacer la harina de mandarinas solo necesitas secar las cáscaras de mandarinas y luego triturarlas.

Para secarlas te recomendamos dos opciones:

  • Puedes dejarlas en algún lugar aireado (o mejor aún soleado) en un recipiente plano o dentro de una bolsa de alguna tela tipo red (las que venden en las fruterías o supermercados para reutilizar van muy bien). Cada tanto es conveniente moverlas. Cuando se noten secas, a la vista y al tacto, ya están listas para triturar.
  • O puedes colocarlas en una fuente dentro del horno apagado, luego de utilizarlo, mientras se enfría. También se pueden colocar con el horno encendido pero hay que hacerlo con mucho cuidado ya que se queman muy rápido. En cualquiera de los dos casos el aroma en la cocina será increíble!

El siguiente paso es triturar para transformar las cáscaras secas en una harina o arena según la textura que queramos obtener. Para este proceso puede utilizarse un mortero o un mixer. Y listo!